Santander consigue la pole mientras sus rivales languidecen en los boxes

29 09 2009

El año pasado, con el sistema bancario británico al borde del colapso, los reguladores financieros del país buscaban desesperadamente un caballero blanco que rescatara a Bradford & Bingley (B&B), la entidad de créditos hipotecarios.

El candidato obvio era Santander, que adquirió Abbey por 9.500 millones de libras (10.322 millones de euros) en 2004, y que acababa de hacerse con el prestamista hipotecario Alliance & Leicester (A&L) por 1.260 millones de libras.

El hecho de que se barajara a Santander como un posible salvador daba testimonio de la sorprendente evolución del banco español desde su entrada por primera vez en Reino Unido en 2004.

En aquella época, pocos habían oído hablar de Santander y se hacían conjeturas sobre la capacidad de los españoles para dar un nuevo rumbo a Abbey National.

Desde entonces, Santander ha sorprendido a sus críticos. Redujo la base de costes de Abbey, formó a su plantilla para vender una mayor gama de productos a los actuales clientes, e instaló la plataforma informática de Santander, Partenon, que facilitó la venta cruzada de productos a su base de clientes.

Antonio Horta-Osorio, el consejero delegado de Abbey, también comenzó a sobreponerse al predominante legado de Abbey como banco hipotecario y de ahorros para enfrentarse a las mayores entidades de Reino Unido en áreas como las cuentas corrientes, los fondos de inversión y la banca empresarial.

Los ingresos aumentaron de un 5% a un 10% entre 2005 y 2007, y las 705 sucursales del banco han sido reformadas y vestidas con el logotipo de Santander.

Pero ha sido la crisis crediticia la que le ha ofrecido a Santander la oportunidad de consolidar su posición en Reino Unido mediante la adquisición de los activos de A&L y B&B.

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